Dar a luz la voz interna: «Yo tengo una palabra en la garganta»

La voz de Sila surge de un sueño, durante un momento de crisis en mi propio camino vital. Perdida, sentía la necesidad de reconexión con mi poder creador y mi universo interior.

Una noche en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia escuché una voz adentro y vi —sentí, imaginé, de manera espontánea— la figura de una mujer-pájaro, que se presentó como Sila. Ante su presencia recibí la frase «voluntad naciente de ver». A partir de lo que Sila desencadenó en mí desde ese momento, comencé a llamarla, a invocarla, y a escribir lo que escuchaba dentro, dictado por el corazón, cada vez que aparecía.

Varios meses después, mientras leía un libro sobre las diosas de diferentes tiempos y espacios, manifestaciones de la Gran Diosa Madre, apareció su nombre, en palabras de un chamán inuit, que hablaba sobre un espíritu al que llaman Sila:

Un espíritu que no puede ser explicado con palabras, un espíritu muy fuerte, el defensor del universo, del tiempo; de hecho, de toda la vida sobre la tierra. Es tan poderoso que las palabras que dirige al ser humano no llegan a través de las palabras ordinarias, sino a través de las tormentas, nevadas, chubascos, tempestades, y de todas las fuerzas temidas por las personas, o bien a través de la luz del sol, de los océanos en calma o de los niños inocentes que juegan y que no entienden nada. Cuando corren buenos tiempos, Sila no tiene nada que decir a la humanidad. Desaparece en su infinita nada y permanece alejado mientras la gente no abuse de la vida y guarde respeto por su alimento diario. Nadie ha visto nunca a Sila. Su lugar de descanso es tan misterioso que está con nosotros e infinitamente lejos al mismo tiempo. Este habitante o alma del universo nunca puede verse; tan solo se oye su voz. Todo lo que sabemos es que posee una voz dulce, como la de una mujer, una voz tan fina y dulce que ni siquiera puede asustar a los niños. Y lo que dice es: Sila ersinarsinivdlige, «no teman al universo».

Luego llegué también al mito de la diosa celta Sila, o Sheela na gig, una mujer anciana que sostiene y abre su enorme vagina con las dos manos. Símbolo de la fertilidad y el poder espiritual femenino, su incierto origen se remonta a las tierras de Irlanda y Gran Bretaña, donde se han encontrado figuras talladas en piedra de la Diosa Madre.

Parte del imaginario arquetípico del mundo y de mi propio mito personal, La voz de Sila abre las puertas de la sensibilidad y la imaginación para reconocer nuestra particularidad esencial, conectar con nuestra verdad íntima, honrar y tomar consciencia de nuestro proceso vital, y experimentar la reconexión de nuestra alma con el alma del mundo, a través de la palabra.

Creación de las aves - Remedios Varo